El sol reseca las quimeras
de cartón piedra en el paseo
donde las palmeras sin sombra,
repletas de dátiles estériles,
esperan el primer golpe de brisa para el suicidio.
Los lobos de mar ponen a remojo
sus colmillos postizos
en la orilla y se calzan sus zapatos de cordero.
Y la arena sueña con ser tierra.
miércoles, 19 de junio de 2013
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